Todos los padres, incluso los que tienen una excelente relación con sus hijos, basada en la confianza y el respeto mutuo, lo han sufrido. Antes o después, sus hijos les mienten. Sin embargo, no todas las mentiras son mentiras de verdad y algunos expertos reconocen que forma parte de su desarrollo. Aquí te contamos por qué mienten los niños y cómo deberíamos reaccionar.
Todos los niños lo hacen. Incluso aquellos que aún no han cumplido los tres años porque a esa edad, dicen cosas que ellos creen que son verdad, aunque no sean ciertas. Es difícil para ellos separar lo que es la fantasía de la realidad. Van y vienen de un mundo a otro. Así que si te sientes mal o te estás rompiendo la cabeza preguntándote por qué tu hijo menor te ha mentido, ha llegado el momento para tranquilizarse y aprender a manejarlo.
Tal y como explica el investigador Kang Lee en esta publicación, “es completamente normal que los niños experimenten con la mentira desde una edad temprana. Para algunos de ellos, la mentira es ‘saludable’ como parte de su fantasía e imaginación”. Pero, ¿qué ocurre a partir de los 3?
Para alegría de muchos, a esta edad siguen siendo inconscientes de sus mentiras. Pero hay que tener cuidado si observas que mentir forma parte de su hábito diario o lo usan para salirse con la suya y evitar castigos.
Hasta ahora, los niños se creen todo lo que les decimos pero a medida que van cumpliendo los 5 y 6 años, ya van aprendiendo a distinguir la realidad de la ficción, la mentirilla de la mentira gorda y más importante aún, se dan cuenta de que los padres no lo saben absolutamente todo y van probando para descubrir dónde está el límite y poner a prueba sus reacciones.
Aun cuando los niños a partir de los 5 y 6 años, ya son conscientes al mentir, no todos lo hacen con mala intención. Es más, la mayoría lo hacen por proteger a otro (un hermano, un compañero de cole…) o para evitar herir sentimientos.
Los niños también mienten porque es lo que ven en casa o porque intentan equilibrar con ello las exigencias de sus padres. Por eso hay que tener mucho cuidado en no ponerles metas demasiado altas y ser un buen ejemplo a seguir.
Otra razón por la que mienten los niños es para ganar afecto. Si le dicen a su mamá que se sienten mal del estómago, saben que tendrán más atención e incluso algún capricho. Hasta hay quienes sugieren que sea cual sea la causa de la mentira, siempre es señal de que el niño está en apuros.
Así que antes de reaccionar, haz un repaso mental de las razones que le ha podido llevar a hacerlo y determinar qué tipo de mentira es. Y recuerda que no siempre lo hacen con mala intención. ¿Les estamos dando la atención que necesitan? ¿Ha sido para proteger a su hermano pequeño? ¿Me ha visto a mi mentir? ¿Le he exigido demasiado? ¿Habrá sido por temor o porque aún no distingue entre realidad y fantasía? Si has contestado no a todas estas preguntas y el mentir se está convirtiendo en parte de su rutina diaria, sigue leyendo.
¿Qué hacer cuando nuestro hijo miente?
Además de ser un buen ejemplo a seguir y cultivar una relación de confianza, es fundamental no reaccionar de manera desproporcionada ante la mentira pero sí hay que hablar de ello. Nosotros somos los responsables de inculcarle valores importantes como la honestidad.
Intenta reaccionar con calma
Intenta crear un diálogo, no un interrogatorio
En lugar de incriminarle porque te has encontrado la mesa rota y sabes que fue él, intenta esto: “Mira, ¡se ha roto la mesa!” y espera a ver como reacciona. Lo que está comprobado es que si le acusas de mala manera, te devolverá una mentira.
Cuando confiese, con cariño, dile cómo te sienta que te haya mentido (sin dramas) para que vaya comprendiendo las consecuencias que puede tener una mentira. Pero también es importante felicitarlo por haber sido honesto contigo ahora.
Pregúntale por qué cree que ha mentido. Deja que busque sus propias palabras y escucha bien. Quizás haya algo que tengas que aprender.
¿Qué haces tú cuando tu hijo te miente?